Parte II:
Frases
como “la crisis llega a todo el mundo” o “los que se dedican a pedir limosna en
la calle son unos vagos que no intentan buscar trabajo” pronunciadas por
presentadoras guapísimas de televisión que ven esas realidades en sus pantallas
del Ipad que sacaron el día anterior y que tiraran a la basura, custodiada por
mi amigo Paco, la semana que viene.
Mi
vida es triste, llegué a esa desesperada conclusión el día en el que perdí a mi
familia, mi casa y mi trabajo todo al mismo tiempo. Dicen que la ambición es
buena, pero sólo es buena si la persona que la posee tiene la capacidad de
virtud y no de defecto. ¿Por qué hay tanta diferencia entre estos animales
mamíferos llamados humanos? ¿Acaso un león no posee casi las mismas
características aparentes y no aparentes que otro de sus compañeros? Preguntas
y más preguntas que resuenan en mi cabeza ávida de respuestas…
Por
cierto… qué sería una descripción de mi ruina sin los que me representan; mis
queridos políticos, mis queridos diputados y toda esa maraña de incultos
inadaptados con carisma y contactos. Falsas apariencias, falsos papeles de
teatro que son aplaudidos, vitoreados y a la vez criticados por los mismos
cordericos sin cerebro que son seducidos una vez cada cuatro años. Esto sería
relativamente normal y relativamente bueno si por lo menos hicieran bien su trabajo,
que con tanto delegar tareas y responsabilidades apenas queda uno que, en vez de unas vacaciones permanentes y el
vivir de ensueño, se permite el lujo de trabajar de vez en cuando, pero eso sí,
sin despeinarse esos peluquines tan caros que encargaron a la peluquería canina
de la urbanización por la que recibieron comisión hace tres años. Oí a unos
chavalicos de unos doce años, muy majicos ellos, con una idea infundada de sus
progenitores. Comentaban un hecho realmente patético y de risa que había aparecido
en sus caras cajas tontas. Resulta que anunciaban que nuestros políticos y
adheridos representantes nos robaban. ¡Qué sorpresa! Yo que pensaba que
esos manipuladores diablillos velaban
por el pueblo, los cuales los elegían con devoción ciega… aquellos que vivían
en pequeñas cajas de hormigón de unos treinta metros cuadrados… aquellos que
siempre estaban dispuestos a recortarse los sueldos antes que hacerlo en
sanidad, la cual si dejaran a un lado sus seguros y coberturas privadas tan
completas que cubren hasta la malta mugrienta del pueblo; también les afectaría
a ellos, aquellos que ven a un compañero robar a manos llenas y no sólo le dice
que está mal y tampoco roba acompañándole sino que también lo denuncia ante el
resto y lo destituye del cargo, etc. Vaya, hay tantas rencillas con las que
poder trabajar…
Suspiros
escapan de mi boca tras los comentarios de ecologistas que charlan ávidamente sobre
el maltrato animal y la destrucción masiva de todo lo que nos rodea. ¿Se puede
ser tan tonto que no se cuida en lo que se vive? Puede que se vivan mejor
cinco, seis, veinte años pero no sólo vivimos eso ¡tenemos que pensar un poco
más en el futuro!
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