Ficción divertida:
De repente lo vi todo claro… Todos esos días en los que me
decía: “cariño voy a bajar la basura” y tardaba media hora; todas esas veces
que se iba de viaje de negocios… Y lo que aún era más obvio, todas las
miraditas indiscretas tanto por parte de la vecina de abajo, Manuela, como por
parte de Roberto, mi marido. Llevábamos más de veinte años casados y ¡así me lo
paga! Si es que ya me lo habían dicho
mis amigas, no te conviene ese chico, o ese chico te hará daño, le hemos visto
coqueteando con otras chicas que no son precisamente tú. Más tarde vino el
“déjale, si te ha puesto los cuernos una vez lo puede hacer más” y yo seguía en
mi mundo pensando que solo había sido un simple beso robado. Pero esto ya ha
sido la gota que ha colmado el vaso. ¡Un despiste no dura tres años! ¡Tres años
poniéndome los cuernos pero bien puestos! Además con la vecina de abajo, que no
sé que le habrá visto, si es la más fea de todo el edificio. Si es que ¿Cómo no
lo vi antes? ¡Será… ornitorrinco! ¿Cómo me lo ha podido hacer a mí? A la que
tanto le ha cuidado, a la que tanto le ha querido, ¡a la que tanto le ha
aguantado! ¡A mí! Y mira, este me las va a pagar. Pienso en qué hacer, y lo
comento con mis amigas, y a la conclusión que a la que llego es que debo hablar
con el Papa Francisco, sí será lo mejor,
esta tarde mismo llamo al pontífice. Encima como habla español no habrá
ningún problema. Lo comentaré con él, a ver qué me dice que debo hacer. Si me
dice que me da permiso para divorciarme adelante, pero si me dice que le
perdone… no sabría qué hacer. Pero bueno es el Papa, le haría caso, aunque me
costara. De repente, como de la nada oigo un ruido como de… ¿sirena de policía?
O de… ¿despertador? Voy abriendo los ojos y me encuentro en la cama, había sido
un sueño, muy raro, pero por lo menos ya no soy Teresa, la mujer casada sino
Teresa, la adolescente que va al instituto y que por cierto, llega tarde. Este tipo de
sueños ¡sólo me pasan a mí! Será fruto de la agotadora semana que me espera.
Julie Sharks
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