Cuando sólo queda la nada,
la nada entra en mi interior.
Cuando mi interior de negro yace,
lo hace también mi exterior.
Cuando el mundo queda fuera
de mi burbuja, de mi amor;
Son los ojos los que imploran,
a este nuevo ser mayor.
Pensaba en la vida,
como un loco en sus locuras.
Pensaba que eran ciertas,
pero lo eran sólo a medias.
Mis gafas estaban rotas,
y tras las esquirlas miraba;
¿era posible el engaño?
¿era posible la patraña?
¿era posible qué esta vida,
no fuera como imaginaba?
Imaginaba yo esta vida,
en un color rosa princesa,
mas yo no era una de esas,
no vivía en mi inocencia.
Aunque no tenía inocencia,
tocaron retortijones,
de las esquirlas clavadas,
de todos los previos golpes.
Estaba sola y perdida,
no buscaba ni luchaba,
es decir, ya ni vivía,
la verdad me atormentaba.
Mi alma se deprimía
y mi cuerpo aumentaba,
cada minuto eran horas
de vida que me quitaban.
Cuando entraba por mi boca,
ya se estaba acumulando,
era un kilo de basura,
que lo estaba masticando.
La sensación me envolvía,
la dicha ya era mía,
pero era solo un oasis,
el espejo lo veía,
lo decía, no mentía,
la verdad no se escondía.
Estaba sola y perdida,
no buscaba ni luchaba,
es decir, ya ni vivía,
la verdad me atormentaba.
Mi alma se deprimía
y mi cuerpo aumentaba,
cada minuto eran horas
de vida que me quitaban.
Cuando entraba por mi boca,
ya se estaba acumulando,
era un kilo de basura,
que lo estaba masticando.
La sensación me envolvía,
la dicha ya era mía,
pero era solo un oasis,
el espejo lo veía,
lo decía, no mentía,
la verdad no se escondía.
Hasta que llegó el mundo,
y su terremoto hizo
que las gafas se cayeran,
y fui por tres días ciega.
y fui por tres días ciega.
Me agaché a por mis ideas,
pero me corté con ellas.
Porque sólo eran pedazos
de una infancia dura y "bella".
La ansiedad, la ponzoña
corría por mis venas,
por una búsqueda de gafas
que fueran como las viejas.
No tenía ideas propias,
decía lo de las otras,
así caí en lo que caí,
en un reflejo me perdí.
En ese limbo de ceguera,
me di cuenta,
no tenía ideas en mi mente,
pero sí en mi libreta.
No tenía ideas propias,
decía lo de las otras,
así caí en lo que caí,
en un reflejo me perdí.
En ese limbo de ceguera,
me di cuenta,
no tenía ideas en mi mente,
pero sí en mi libreta.
Me equivocaba buscando gafas,
porque no sigo a las masas,
no necesito prejuicios,
para elaborar mis juicios.
Poco a poco abrí los ojos,
vi unas cenizas a mi lado.
Eran los resquicios de una vida,
y yo salí volando.
Cuando sólo queda todo,
todo entra en mi interior.
Cuando mi nuevo yo resurge,
al otro le espera el adiós.
Julie Sharks

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