Una soledad inmensa invadía el corazón de ella. No había nadie que no la hubiera traicionado ya. Todos y cada uno de ellos de una manera. Se encontraba tirada en la calle, con arañazos en las rodillas, la falda sucia y mal puesta, un reguero de lagrimas teñidas de maquillaje caía por sus mejillas, el pelo enmarañado, sin bolso y sin nadie en quien poder confiar.
Lo que había pasado era tan terrible que ni ella tenia capacidad de poder analizarlo ahora. Su rostro yacía inmóvil e impertérrito; sus ojos vacíos miraban, pero no veían su ambiente. Se dio cuenta de que llevaba tiritando durante 2 horas. ¿Dónde está mi abrigo? pensó ella. Buscó a su alrededor y pudo verlo en la basura, sucio y manchado de ¿sangre?. Dio un paso atrás, asustada, y se tocó la cabeza. "Oh dios, estoy sangrando; tengo que salir de aquí". Comenzó a andar y salió del callejón, dejando atrás el club donde previamente había estado. 3 horas antes tenía amigos, un novio y voluntad de vivir, ahora ya no le quedaba nada ni nadie.
Julie Sharks
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