"Yayo, tú siempre ibas escribiendo cosas por casa, notas o cartas de vez en cuando. Una me llamó muchísimo la atención: "Quiero vivir" siempre he intentado seguir tus pasos en la vida y tú me has llevado de la mano hasta ahora. Siempre te preguntaba que qué te parecía este poema, o esta canción o este relato, o esta carta. Tú siempre me sacabas algún que otro apunte, pero te parecían bien. Me encantaba que fueras tan sincero, pero que hicieras las cosas con tacto para no herirme si alguna estaba mal. Nos enseñabas a vivir con tu experiencia y sin ella, porque eras sabio y sabías lo que hacías.
Saqué las fuerzas de dónde pude, y con dos cascadas cayendo de mis ojos hice dos escritos para tí: Una contestación a tu carta hablando por todos los nietos, biznietos e hijos; y un poema hablando también desde mi corazón pero esta vez hablando solo desde mi experiencia y por mí.
Siempre, tu nieta número 10."
Aquí os dejo la carta que escribí y pronuncié en el funeral de mi abuelo; al igual que el poema, es todo sentido. Este sin florituras, ni rodeos; y por ello me gusta más.
QUERÍAS VIVIR
Yayo, nos dejas el legado
más grande que se pudiera tener, el recuerdo de un grandísimo padre, un
grandísimo abuelo, un grandísimo bisabuelo, un grandísimo amigo y una
grandísima persona. Ha llegado tu momento de dejarnos volar solos por el mundo.
Pero antes de irte, te aseguraste bien de darnos las herramientas perfectas
para no caernos en el camino de la vida y por si acaso, también nos diste otras
para levantarnos de un salto con la cabeza alta, siguiendo nuestra estrella
lejana. Yayo, el mundo se pierde una
persona maravillosa, fuerte, leal, honorable, bondadoso, honrado, digno, sabio…
todos los ingredientes necesarios para ser lo más. Tú luchaste por todos
nosotros como nadie, sufriendo en silencio de todo, sacrificando lo que fuera
por nosotros, luchando… hasta el final.
Viviste rodeado de todos los
que te querían, y desde luego que tú nos has dado un amor incondicional, y que
en la medida que hemos podido, te lo hemos intentado devolver. Tuvimos la
suerte de podértelo devolver. Eras nuestro consejero más fiel, siempre con la
verdad por delante, y servicial como nadie. Lo entendías todo y dejabas que
todo siguiera el curso natural. Sabías que si te tropezabas en la vida, te
levantarías más fuerte. Eras y eres nuestro ejemplo a seguir, con eso se resume
todo. Tú valorabas la familia como un valioso tesoro; nos decías “mi vidica” o
“mi vida” y para nosotros también eras
nuestra vida.
Todos hemos podido disfrutar
de tu compañía en muchas ocasiones, ninguna de ella quedará fuera de nuestra memoria.
Ahora nuestros corazones se quedan incompletos y más vacíos que nunca. Te
queremos y te querremos siempre. Ahora y siempre vivirás en nuestra mente, con
los mejores recuerdos, tus sonrisas, abrazos, consejos y todo lo que nos has
dejado.
GRACIAS POR FORMAR PARTE DE
NUESTRAS VIDAS, GRACIAS DE TODO CORAZÓN POR ESTAR SIEMPRE AHÍ, GRACIAS POR
TODO, TE ECHAREMOS DE MENOS… PADRE, YAYO, BISABUELO Y OTROS RAROS Y VIEJOS
CONCEPTOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario