Es increíble lo que el "destino" hace y deshace. Mandan los casos concretos, determinan los excepcionales, no los "normalmente", sí los "infrecuente". Estos inusuales, aislados, son oportunidades; en conjunto, son historias. Estas historias destacan, determinan tu vida. Como un "voy a ser yo misma, hoy estoy de humor" puede acabar en amor. Como un "me lanzo a la piscina" puede acabar en sonatina. Como un "lo dejamos así" puede acabar en algo aquí.
El "destino" es caprichoso, mas suele ser al tiempo, cuando vemos su benevolencia. El "sino" es, ocasionalmente, dichoso, sólo que en sus formas rezuma vehemencia. Vehemencia, ¡qué palabra! llena está ella de dicotomía. Esta puede ser positiva si de sensaciones se trata, mas puede ser negativa si a impulsos se anda.
El "hado" es caprichoso, pero más lo somos nosotros. Porque si este mal obra a la mala suerte se achaca, mas si este se torna benevolente, es él, fantasioso, quien nos ampara. Tantas ganas tenemos de encontrar lo que uno "ama", que lo que amamos deja de importar, Tantas ganas tenemos de un "y vivieron felices y comieron perdices" que nos olvidamos de las posibilidades de este instante, y de las frías perdices de la mesa.
El "destino", en realidad, no es mas que nuestras ganas de creer que algo bueno nos guía en esta vida. que no la andamos solos. Nos sentimos frágiles y vulnerables sin la protección de un "algo" frente a un "camino". Pero, eh, despierta, como va a saber el "destino" lo que queremos cuando estas ahí parado, sin andar, sin avanzar, esperando a que venga la dicha a una vida vacía sin capacidad de lucha.
El "destino" lo marcamos nosotros, marcha cauto, pisa fuerte y seguro, lánzate cuando creas y tengas fe en esas oportunidades. Coge trenes pero también bájate de ellos para ver las preciosas paradas circundantes.
Julie Sharks
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